Muchas veces en la vida de una persona surgen conflictos o problemas que dificultan o impiden vivir de la forma deseada, produciendo malestar y sufrimiento.
Es preciso diferenciar entre un problema natural o normal y una alteración clínicamente significativa. Son muchos los problemas con los que nos enfrentamos en el día a día, la muerte de un ser querido, dificultades con la pareja, problemas en el trabajo, contratiempos en la educación de los hijos, etc. Pero frecuentemente nos valemos de nosotros mismos y de las ayudas que tenemos para superarlos( familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc) Sin embargo, cuando las dificultades son excesivas-duran mas de lo normal, son muy fuertes o incapacitantes para el quehacer diario o provocan un malestar emocional considerable- es cuando resulta necesario acudir a un tratamiento psicológico.
Otras veces la propia persona no se da cuenta de la necesidad del tratamiento y son quienes conviven con ella quienes se percatan de sus dificultades.
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